Abrir un nuevo salón siempre es un reto, pero lo que Cindi Quinn-Ventura tuvo que afrontar en sus primeros 18 meses como propietaria fue algo totalmente distinto. En su salón Katherine Drew, en Livonia (Michigan), se dieron las clásicas curvas de aprendizaje con el personal y los procesos, pero entonces Cindi sufrió un accidente que la dejó fuera de combate durante unas semanas. Con poco tiempo de inactividad para recuperarse, de repente se enfrentó a algo desconocido: una pandemia mundial que la obligó a cerrar su negocio.
Tecnología que habla
Resistente y decidida, Cindi salió de COVID más en forma que nunca, con un salón renovado y pintado y dos nuevos socios -Rosy Salon Software y Vish- para ayudar a mejorar los procesos internos del salón y maximizar la rentabilidad. Juntos han clarificado y simplificado los sistemas para todo el equipo del salón.
"Puedes usar Vish o Rosy por separado, pero es más potente cuando los usas juntos", dice Cindi. "Las citas que tienes en Rosy se envían a la tableta en la barra de color, por lo que es más fácil para los estilistas encontrarlas. Y cuando están mezclando, esas fórmulas de color se guardan inmediatamente en las tarjetas de perfil de cliente de Rosy, para que los estilistas no tengan que anotar nada manualmente."
La integración entre Rosy y Vish proporciona información valiosa que ha permitido a Cindi potenciar su negocio. Si un cliente viene para hacerse media mechas pero se va con un tinte adicional y un tratamiento extra, Vish se lo comunicará a Rosy, lo que permite al equipo de recepción cobrar con precisión y al estilista obtener la comisión de todo el trabajo que realiza.
La misma integración aumenta la transparencia con los clientes. "Alguien con el pelo más largo y grueso puede ver al gramo que se le está cobrando lo que corresponde, en lugar de añadir 50 dólares por el servicio porque el estilista tardó más y usamos más producto. Podemos ser muy específicos en nuestros cargos y reducir el despilfarro", afirma Cindi.
Gestión innovadora de inventarios
El seguimiento automático del uso y las ventas de colores proporciona a Cindi información y datos muy útiles para tomar decisiones empresariales. Antes de Vish, le resultaba casi imposible hacer un seguimiento del inventario de color sin contar físicamente las botellas y etiquetas usadas y compararlas con los mínimos necesarios. Ahora, gracias a la tecnología de Vish, que refina automáticamente las fórmulas para el estilista y actualiza las cantidades, el desperdicio de color se ha reducido a alrededor del 10%, y con él el gasto en color.
"Yo era la única que hacía el inventario porque era manual y llevaba mucho tiempo, y nadie más quería el trabajo", recuerda Cindi. "Ahora, se tarda unos minutos, frente a dos horas cada semana, y cualquiera del salón puede hacerlo porque es muy sencillo".
Sólo mira lo que se ha usado y vuelve a pedir.
"No hay nada peor que un estilista te envíe un mensaje de texto a las 9 de la mañana diciéndote que se ha quedado sin 10T y que tiene un cliente a las 11 en punto. La parte de inventario de Vish garantiza que no me quede sin producto y, al mismo tiempo, me permite ser más inteligente con la gestión del inventario porque los números de Vish no mienten", afirma.
El equipo tiene los colores que necesita para ofrecer un gran servicio y ella evita hacer pedidos de tonos que ya no quieren, lo que significa que tiene un inventario más reducido y más dinero en el negocio.
Las cifras no mienten
Los datos y métricas de Vish también han permitido a Cindi entrenar a su equipo para que sea más eficiente, transparente y creativo. "Nos preocupamos mucho por los residuos y el reciclaje, así que utilizo Vish como incentivo", dice Cindi. "Hace poco di a nuestros estilistas una métrica, y si alcanzaban esa cifra en términos de dólares y porcentajes, les invitábamos a un viaje de tres días al lago Michigan. Era una forma de mostrarles cuánto habíamos ahorrado, cuánto volvería al negocio y cuánto se destinaría a cosas que les beneficiaran específicamente gracias a ellos."
La experiencia de primera mano de Cindi sobre cómo la tecnología puede simplificar los procesos cotidianos de un salón y, al mismo tiempo, mejorar la experiencia de los clientes la convierte en una gran defensora de Rosy y Vish. "Al principio era escéptica", confiesa. "Pero me enseñaron cómo su tecnología beneficiaría a mi salón. Ahora, puedo ver los números, sé lo que está haciendo por mí, y los números no mienten."