Clientes desesperados que lucían embarazosos recrecimientos o desafortunados experimentos caseros hacían cola en The B Hive de Hillsdale, Nueva Jersey, cuando reabrió tras el cierre pandémico de 2020. Y como en todos los salones de belleza, el equipo tuvo que volver a calcular las fórmulas para garantizar que hubiera suficiente cantidad para toda esa longitud adicional. Pero las cuentas fueron fáciles para el equipo de B Hive porque, durante el cierre, los propietarios Angela y James Alba habían instalado la aplicación Vish Color Management y básculas Bluetooth. El equipo regresó capaz de mezclar las cantidades exactas necesarias, en lugar de calcular y dosificar en exceso. Sus fórmulas eran consistentes, pero también se redujo drásticamente el desperdicio de color.
"Vish es un ejemplo perfecto de ahorro ecológico", afirma James, copresentador de la comunidad de Facebook Beauty Business Reset, el movimiento mundial de los salones de belleza, y embajador de Davines en Norteamérica. "Al principio pensé que su principal ventaja sería el control del inventario, porque controla el uso hasta la onza más cercana, y sus métricas nos permiten pedir solo lo que necesitamos, algo muy útil para la eficiencia presupuestaria. Pero el efecto inmediato fue el fin del exceso de dispensación. Como salón Green Circle, sabíamos exactamente cuántos residuos generábamos. Con Vish pudimos reducirlo en más de un 30%, y ahorrar en residuos significó ahorrar en costes de color".
El mantra del salón ha sido la sostenibilidad desde su apertura hace nueve años. Por eso, ahorrar en verde -en el caso de Vish, contaminando menos y aumentando la rentabilidad- es fundamental para el enfoque empresarial de la pareja.
"Algo que se presenta como sostenible no siempre es lo que parece y puede resultar costoso en términos planetarios y de rentabilidad", dice James, que tiene formación en gestión y marketing, y es un adicto confeso a la tecnología. "Pero Vish tiene datos que respaldan sus promesas. Podemos ver a diario cuánto más beneficio genera nuestro negocio en color".
James no confía en que las exigencias de EPI y las restricciones de capacidad desaparezcan pronto y está buscando formas de proteger aún más el salón. El siguiente paso natural, facilitado por Vish, es cambiar la estructura de cobro para que los clientes paguen por las cantidades de color utilizadas en lugar de promediar los costes entre toda la clientela de color. Los datos de cuántas onzas de color se utilizan se envían automáticamente a la recepción, donde se cobran y se presentan de forma totalmente transparente para el cliente.
"Tenemos que encontrar formas de garantizar la sostenibilidad de nuestro negocio. El uso de Vish para calcular y transferir automáticamente los costes de color al cliente y, al mismo tiempo, perfeccionar la fórmula para minimizar los residuos, nos ayudará a ofrecer el mejor servicio a nuestros clientes y una formación superior a nuestro equipo", afirma James.
Publicado originalmente en Salon Today.